El recién inaugurado Museo Vivo del Muralismo en el Centro Histórico de la Ciudad de México cuenta con más de 3,000 m² de murales de artistas modernos como Diego Rivera y Roberto Montenegro, junto con obras contemporáneas de Manuel Felguérez. El museo, ubicado en la que fue sede principal de la Secretaría de Educación Pública (SEP) durante más de un siglo, es Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y, en la época colonial, fue un convento y aduana.
Por años, los murales —los primeros de los cuales fueron encargados por el fundador de la SEP, el pensador mexicano José Vasconcelos, en 1923— atrajeron a grupos de turistas y estudiantes y se estudiaron exhaustivamente. Sin embargo, el museo, de entrada gratuita, ha transformado la mayoría de las antiguas oficinas en salas de exhibición que exploran las expresiones murales en México y desentrañan el significado del recinto y de la propia SEP.
"El museo ofrece un espacio para conectarnos con nuestra memoria, patrimonio y cultura, promoviendo valores como la justicia, inclusión, pensamiento crítico y equidad," dice Gloria Falcón, directora de educación del proyecto.
El museo de 8,500 m² tardó años en desarrollarse. Fue anunciado por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador en 2020 y se inauguró el pasado septiembre, tan solo cinco días antes de que concluyera su mandato. La iniciativa, financiada por el gobierno federal, continuó con la restauración del edificio y sus murales e incorporó a expertos para curar las 12 salas de exhibición permanentes y temporales, además de interpretar los murales existentes.
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El Museo Vivo del Muralismo Photo: Gliserio Castañeda; Courtesy of the Secretaría de Educación Pública
"El desafío fue crear una narrativa histórica y temática de los murales para todo tipo de público, al mismo tiempo que reconocer las contribuciones de otros artistas, incluidas las mujeres," explica Mercedes Sierra, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien desarrolló los textos de exhibición de los murales junto con el historiador del arte Iñaki Herranz. A través de algunas de sus salas, el museo también sigue el desarrollo del arte mural en el país. "Abarca desde las pinturas rupestres y las obras mesoamericanas como las de Cacaxtla hasta piezas contemporáneas de artistas que realizan comentarios sociales y políticos, incluyendo temas de género," señala Ana Garduño, investigadora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, quien curó tres salas.
Otras áreas, como la oficina de Vasconcelos, decorada con los murales alegóricos de Montenegro, fueron devueltas a su disposición original, reflejando su compromiso con la promoción de los murales financiados por el estado como parte del esfuerzo por moldear la identidad del país. La SEP fue fundada en 1921, cuando la mayor parte de la población de México era analfabeta y se alineó con el interés posrevolucionario del estado en reestructurar la sociedad para abrazar la modernidad. "Esto se muestra a través de la exploración histórica de la educación en México, incluyendo la presencia que los muralistas tuvieron en diversos materiales como los libros de historia," dice Sierra.
En la Ciudad de México, especialmente en el centro histórico, otros recintos como el Palacio de Bellas Artes y el Mercado Abelardo L. Rodríguez albergan murales importantes. Sin embargo, el Museo Vivo del Muralismo examina el movimiento muralista como un esfuerzo colectivo que va más allá de figuras centrales como Rivera y reevalúa los roles—y las dificultades—de mujeres artistas como Aurora Reyes y María Izquierdo. Uno de los incidentes más dramáticos que el museo narra es la cancelación de la comisión mural de Izquierdo en 1946 debido al sabotaje por parte de sus colegas.
En una ciudad con más de 180 museos, el Museo Vivo del Muralismo exhibe las diversas manifestaciones del muralismo en México. Aunque no todos los artistas están representados, el museo retrata los factores ideológicos, históricos, sociales y artísticos que influyeron en el movimiento muralista, reconocido internacionalmente, y su posterior vertiente experimental con artistas como David Alfaro Siqueiros. También comienza a ilustrar cómo esta forma de arte, con una larga trayectoria en México, sigue evolucionando.
"México tiene más de un movimiento muralista," señala Garduño. "Históricamente, el país ha tenido varias expresiones muralistas."